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La misa por Internet de la Parroquia, ¿equivale o sustituye a la misa presencial?

La Conferencia Episcopal Española responde a esta cuestión en sus orientaciones para la retransmisión de la celebración de la Eucaristía.
En ellas, recuerda que las transmisiones de las celebraciones «son un servicio valioso» y un «alimento de vida cristiana», no sólo para quienes no pueden acudir a ellas presencialmente, sino también para quienes han debido alejarse de sus parroquias de origen y buscan recuperar así una cercanía con sus celebraciones, así como para otras personas alejadas de la Iglesia que pueden encontrar en estas transmisiones una primera llamada que sirva para acercarles a Jesucristo.
Entre los primeros, los que no pueden acudir presencialmente a las celebraciones, estarían los que por «razones de edad, de salud, circunstancias familiares o del lugar en el que viven» experimentan «una grave dificultad para vivir de forma presencial el encuentro» presencial con la comunidad. Tendríamos aquí, entre otros, a los enfermos y personas mayores que no pueden salir de casa a causa de sus afecciones, a los que cuidan de otros familiares y no pueden dejarlos solos o en otras manos el tiempo que tardarían en acercarse a la celebración religiosa, así como a aquellas personas que en el lugar en el que viven se encuentran con graves dificultades para acudir a misa de forma presencial.
En esos casos, aclara la nota de la Conferencia Episcopal, dichas personas «no están obligadas por el precepto dominical». No es que puedan cumplirlo siguiendo las retransmisiones, sino que no están obligados a cumplirlo en vista de sus circunstancias.
Nótese que en todo momento se está hablando de «causa grave» y «graves dificultades» que no pueden resolverse con una diligente actuación de quienes las sufren. No estamos hablando de no ir a misa porque al día siguiente tengo examen o porque me coincide con una salida con los amigos.
Se concreta que «para aquellos cristianos que no están impedidos por las dificultades señaladas, seguir la celebración por medio de una retransmisión es insuficiente» ya que «no son una participación real en la celebración» y, por tanto, «su visualización no es válida para cumplir el precepto».
Entonces, ¿no sirve de nada seguir las transmisiones de la eucaristía?
Las orientaciones continúan: añaden que, pese a no servir para el cumplimiento del precepto dominical, esas retransmisiones de la eucaristía han «sostenido en parte la vida cristiana de aquellas personas que no podían acudir a la parroquia por causa grave». Es decir, la Iglesia es consciente de que buena parte de los que siguen estas transmisiones son personas que, de poder acudir físicamente, no lo harían sólo por el mero cumplimiento de un precepto, sino por estar cerca del Señor y desarrollar su vida espiritual. Por lo que, aun siendo el ideal la asistencia física, en caso de que ésta no sea posible es más enriquecedor espiritualmente el seguimiento de estas transmisiones que nada.
En el caso de las personas mayores y enfermas, sabemos que no poder salir de casa supone para ellas un doloroso aislamiento, tanto social como espiritual. Y las retransmisiones contribuyen a reducir este aislamiento espiritual, son una vía eficaz para hacerles llegar reflexiones sobre el sufrimiento, el sentido del dolor y la Vida Eterna, a la vez que constituyen una poderosa vía para comunicarles iniciativas parroquiales que les afectan especialmente, y que de lo contrario nunca o con dificultad llegarían a conocer, precisamente por no poder acudir a la parroquia:
- Celebraciones del sacramento de la Unción de Enfermos, con sus fechas y modos de solicitarlas.
- Información sobre la posibilidad y modo de solicitar que un sacerdote les acerque la Sagrada Comunión a su casa.
- Trasladarles iniciativas parroquiales para que puedan solicitar que, cuando sea posible, voluntarios de la parroquia les recojan en su casa, les trasladen a la parroquia para participar en la celebración de la Eucaristía, y les lleven luego nuevamente a su casa.
- etc.
Fuera del precepto dominical, tampoco hay que desdeñar el bien espiritual que representan las transmisiones para tantas personas que desearían acudir a misa a diario a la parroquia, pero que no pueden hacerlo debido a sus obligaciones laborales. Y que, sin embargo, pueden en el camino de vuelta a casa presenciar esa misa, ese Rosario o esa adoración a la que no pueden llegar presencialmente. E, incluso, pueden comentarlos después en casa con su cónyuge, que en muchos casos sí pudo asistir presencialmente a la celebración, y extraer juntos frutos que, de otra manera, se perderían.
En resumidas cuentas, las transmisiones de las misas no equivalen ni sustituyen a la asistencia presencial, no son válidas para cumplir el precepto dominical, pero representan una importante ayuda espiritual para los que por una razón o por otra no pueden asistir físicamente. Por eso, nos esforzamos por hacer las retransmisiones a diario con el mayor esmero a través de nuestro canal de YouTube. También hemos creado un canal de notificaciones para facilitar al máximo a las personas mayores el proceso de localizar las emisiones y acceder a ellas. Gracias a unirse al canal de notificaciones, al iniciarse una transmisión les llega inmediatamente una notificación con el enlace a la misma, sobre el que sólo tienen que pulsar para verla.